Y entonces la veo a ella
Una de las cosas que más me gustan de mis encargos son las historias que hay detrás de cada uno de ellos. Siempre hay una historia detrás. Siempre. Y a mi me encanta cuando me la relatas, porque me siento parte de ella y al sentirme parte de ella, me involucro aún más.
Tú no lo sabes, pero cuando me encargas fotografiar tu historia, automáticamente empiezo a pensar en qué foto es la que más te va a encajar: qué luz, qué estética, que tipo de fotografía vamos a obtener para que tus fotos cuenten tu historia y no otra. Así, cuando llegas a mi estudio o a la ubicación que hayamos elegido, yo ya llevo una parte muy importante del trabajo hecho y me centro en lo que queda por hacer: plasmar aquello que tengo en la mente, ayudarte a posar sin que te des cuenta que estás posando, hacerte sentirte cómoda y que pases una maravillosa experiencia conmigo.
Así que hoy, con permiso de la retratada, os voy a traer una de las historias detrás de las fotografías. Preciosa. No te adelanto más.
Cuando recibí el encargo, M me contó que su madre tiene Alzheimer. Su madre, que había sido una mujer muy avanzada para su época, una aventurera, culta y con un sentido del humor maravilloso, había dejado de ser ella. Era otra persona que ya ni siquiera la reconocía y a la que no reconocía. Se había transformado en una mujer extraña a la que seguía queriendo con locura y a la que dolía cuidar. Y también me contaba que en su salón, una de las pocas fotografías que tenía era una de su madre. Su favorita. Se la habían hecho cuando tenía más o menos 50 años y cada vez que la veía, ahí si la reconocía. Era su madre tal y como era antes de la maldita enfermedad.
Ya sabes que muchos de los hijos con personas con Alzheimer, su mayor temor es heredar también esa enfermedad. Y se acercaba su cumpleaños. Y una idea le empezó a rondar la cabeza… Y me contó que ella quería regalar a sus hijos una foto, ahora que está en su flor, ahora que ella es divertida, vital, culta y una fuerza de la naturaleza. Una foto que sus hijos en el futuro puedan poner en su salón y verla y reconocerla.
Yo si la reconozco.
He hablado con sus hijos.
Y ellos si la reconocen.
No esperes más. Ahora es el mejor momento para contar tu historia. Yo te ayudo a ponerla en fotografías y que te reconozcas.