Estaba deseando enseñarte este trabajo.

Porque a ella la conozco desde pequeñita y la he visto crecer poco a poco.

Hemos ido evolucionando las sesiones de fotos para que se adapten a su edad: desde las fotos más infantiles y tiernas, hasta las de hoy en día, más centradas en el retrato y un poquito más serias. Aunque siempre hay un hueco para el juego.

Siempre ha sido una belleza de niña, pero hoy me maravilla la serenidad que emana. Si ves todas las fotos de su sesión, te impresiona esa aura de elegancia y si, de serenidad (me repito porque es el mejor adjetivo que la describe).

Y creo firmemente que en eso consiste un buen retrato. En captar la característica principal de una persona. Ese “algo” que cada persona posee y que es única.

Y es la diferencia entre una simple foto y un retrato. O un selfie y un retrato. En unos simplemente documentas los rasgos físicos, o dónde estabas o con quien estabas en un momento determinado. Pero con el otro….

Yo ya estoy deseando que llegue la próxima sesión para seguir siendo testigo de la maravillosa persona en la que se está convirtiendo y volver a captarlo en un retrato maravilloso.

Puede que tú también quieras uno, y que capte tu esencia en este momento de tu vida. Es muy fácil: solo tienes que hablar conmigo y nos ponemos en marcha.