Hoy voy a seguir con la historia que dejé a medias la semana pasada. Si te la has perdido, la puedes leer aquí. Y es que me había dejado un par de cosas en el tintero, porque una sesión de fotos puede dar para mucho.

El objetivo principal de la sesión era que el papá tuviera un recuerdo muy tierno con su peque, pero ya que estábamos… había que aprovechar para tener unos retratos de esa bebé tan bonita en esa época de su vida. Ya se empezaba a quedar sentadita y ese es un momento maravilloso para hacerle fotos a un bebé: sentaditos ya los puedes dejar solos, se mantienen bien erguidos y entonces tienen tiempo para mirar a su alrededor, tocar cosas con sus manitas, sorprenderse… pero siguen siendo unos bebés gorditos y tiernitos que da gusto

Sigo con mi historia: Los papis querían unas fotos de la pequeña bebé ella solita, y no me extraña, porque.. qué cosita taaaaan bonita y unos ojazos enormes y azules y maravillosos. Estaban un poco preocupados, porque querían tener fotos cómo ellos la conocen en la intimidad: alegre, riéndose y estaban viendo que estaba un poco seria. Es normal. Los bebés se concentran mucho cuando salen de sus lugares habituales porque están descubriendo cosas nuevas y claro, son bebés, y ponen todos sus sentidos en recibir toda la nueva información, y al principio suelen estar un poquito más serios de lo habitual.

Pero no había porqué estar preocupados, porque la pequeña nos regaló todo su catálogo de expresiones: desde la más absoluta seriedad, hasta la sonrisa más alegre pasando por todos sus registros.

Eso si, lo más divertido de la sesión fue cuando hicimos los retratos de la peque a ella sola. Ahí los papás me hicieron de ayudantes de excepción: estuvieron haciendo monerías justo detrás de mí para que la peque se riera y además, mirando a cámara. ¡Qué pena no tener una segunda cámara para sacarles a ellos en ese momento! Las fotos han quedado genial, pero creo que ellos acabaron agotados…

Resumiendo: si quieres tener un recuerdo de tu bebé, cuando se sienta es un momento maravilloso que te encantará recordar. Y si además me haces de ayudante, te llevarás una anécdota para recordar (creo que estos papás todavía se están riendo)