No es tener una foto espectacular, que también, sino la satisfacción de que haya salido de tu cámara y tu mirada.

Te cuento algo.

Mis padres me metieron a fuego que la vida solo te la podías ganar con un trabajo serio. Pero yo, después de estudiar Ingeniería Informática por aquello de no montar un pollo mientras vivía con mis padres, decidí quitarle seriedad a la vida.

Y me dejé llevar.

Y de repente me vi con una cámara en una mano y mi imaginación volando.

Pero en seguida llegó la leche de realidad. Quizás esa a la que se referían mis padres años antes. A lo mejor vivir de la fotografía no iba a ser fácil.

Entonces me lo empecé a tomar en serio y me quise formar. Me dejé pasta en cursos, masters y talleres. Y aprendí mogollón, pero siempre había una parte que me sobraba o me faltaba.

Porque los cursos o partían de cero o eran muy pro y yo necesitaba exprimir la formación sin perder tiempo ni ir con la lengua fuera.

Así que ahora que ya tengo miles de disparos con mi cámara ayudo a mis alumnos en función de su momento fotográfico.

Da igual si no tienes ni idea o si ya eres un experto que quiere mejorar.

Me adapto a tu nivel, a tu ritmo y… no te lo pierdas… a tus horarios también.

Escríbeme y te explico cómo.