Desde el corazón

Hoy empiezo con una pregunta:

Tú, cuando regalas… ¿desde dónde regalas?

Se puede regalar desde la cabeza, desde el corazón, desde la cartera… se puede regalar desde mil sitios, aunque los principales creo que son los 3 que ya he enumerado, ¿no crees?

A ver si compartes mi teoría.

Regalas desde la cabeza cuando la lógica te lleva a un regalo concreto. Pues que te guste, puede que no, pero racional y fríamente, todo te lleva ahí.

Por otro lado, regalas desde la cartera cuando el presupuesto es el que es y regalas lo mejor que encuentras con el presupuesto que tienes. Se aplica el dicho: “el que hace todo lo que puede, no está obligado a más”. Y es cierto: lo has intentado y has hecho lo mejor posible con los recursos disponibles.

Y por último, regalas desde el corazón. Que son mis regalos favoritos. Cuando piensas en la persona a la que va destinado ese regalo y encuentras el regalo perfecto para ella. El que le va como un guante, el que lo va a disfrutar, el que sabes que cada vez que lo vea le va a gustar como el primer día y como bonus extra, se va a acordar de ti con una sonrisa en la boca. Pero además de todo lo anterior, a ti te encanta. Tienes ganas de darlo para disfrutar de la sorpresa del otro. Incluso te encantaría para ti. Cuando ocurre esto es maravilloso. Mágico.

Pero, ¿qué pasa cuando corazón, cabeza y cartera trabajan en equipo? Pues que tienes el regalo perfecto.

Te voy a contar un secreto: yo he preparado unos cuantos regalos de esos, de los chulos, de los del desde el corazón, cabeza y cartera. Lo sé, porque para poder preparar la sorpresa he hablado con los regaladores y he notado el cariño con el que me contaban el motivo del regalo (un nacimiento, un cumpleaños, unas bodas de oro, unas navidades…) y por qué han pensado que es el mejor regalo para esa persona tan especial. Y además tengo el privilegio de poder hablar con los destinatarios del regalo, así que sé con el cariño que hablan de los que les han dado la sorpresa. Y veo cómo disfrutan de todo el proceso. Y su alegría a ver el resultado final.

Y es maravilloso.

Mágico.

De verdad de la buena.

Así que ya sabes, si quieres regalar desde el corazón (y desde la cabeza y la cartera). Vamos, si quieres hacer el regalo perfecto, habla conmigo. Ya verás como se acuerdan de ti con una sonrisa en la boca.

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