Un traje a medida

Navidad 2022 Marina de Oteo

Hay una pregunta que cada cierto tiempo, cae. Y yo sé que el que me la hace, lo pregunta con toda su buena intención. Eso lo sé y por eso suelo contestar de viva voz explicando mi respuesta con todo de lujo de detalles. Vamos, que al que ha preguntado le meto una chapa, que yo creo que se arrepiente de haber preguntado sólo por tener que tener la paciencia de escuchar toda mi disertación.

Pero antes de decirte cual es, voy a traer de invitado a otro profesional: un sastre, sastra, modista o modisto. Alguien que confeccione para ti una prenda a medida, vaya.

No sé si en algún momento de tu vida has experimentado la confección desde cero de una prenda totalmente a medida. Yo pocas, muy pocas, incluso alguna de las que me viene a la mente era en cabeza ajena y no propia. Pero estaba ahí en el proceso. Y me maravilló. Me parece magia.

Resulta que vas a verle y le llevas tu idea: mira quiero esto y lo otro y de lo de más aquí y lo de más allá. Y te va ayudando a desbrozar lo que realmente quieres: para qué ocasión es esa prenda tan especial, qué te puede favorecer más, qué tipo de tela es la más adecuada… y con todo ese coctel y una vez elegida la tela entre las opciones que ya te ha acotado, te vas. Vuelva usted dentro de x semanas para realizar la primera prueba.

Y vuelves dentro de x semanas con la ilusión y la impaciencia que implica una espera impuesta, y de repente… plufff. Ves una cosa que parece que se sostiene por mil millones de hilos blancos, y con todas las costuras al aire y los hilos sueltos… Y piensas… ¿de verdad de aquí va a salir eso tan especial? Y ves que el sastre está ahí mirándote y ajustando, con comentarios en plan… “un poco más de aquí”, “un poco menos de allá”, “esto mejor.. hmmm”. Resumiendo, que se te cae un poco el mundo a los pies. Y al final de todo… vuelva usted dentro de x que ya estará terminado.

Y te vas con el corazón un poco encogido, pero con la confianza puesta en que sabe lo que hace, que para eso es el experto en la materia. Y efectivamente: vuelves en la fecha acordada y… magia. Ha hecho magia. Todas las promesas hechas se cumplen y tienes una prenda impecable que es justamente lo que habías acordado y que te sienta como un guante.

Impecable.

A medida.

Único.

Y ahora te pido que imagines el proceso que sigues cuando llamas a mi puerta: me cuentas qué te motiva, qué quieres conseguir, qué necesitas y yo te ayudo a analizar lo que realmente quieres y lo que más se conviene hablando contigo.  Cuando ya tenemos el objetivo fijado, llega la parte más divertida del proceso: la sesión de fotos. Una tarde o una mañana de diversión, de entretenimiento… toda una experiencia para llevársela puesta en los sentidos.

Y después es cuando yo hago mi magia. Siempre digo que en la fotografía hay 2 partes bien diferenciadas: todo lo que haces hasta que el momento de la toma y todo lo que haces después de la toma. No puede haber una parte sin la otra, porque se complementan. Es como los patrones y las costuras. No puede existir una buena prenda si ambas partes no se complementan a la perfección.

Eso si, yo te ahorro el trago de ver el trabajo a la mitad y que te lo tengas que imaginar. Sólo te doy el trabajo terminado.

Impecable.

A medida.

Único.

Y ahora dime… ¿cual crees que es la pregunta que he respondido hoy?

Venga va, te lo digo: ¿me puedes dar todas las fotos que has hecho, aunque no estén editadas?

Seguro que ahora me entiendes un poco mejor cuando te diga que no puedo. Porque no te puedo dar un traje simplemente hilvanado y que no puedas llevar puesto por la calle dignamente.

Pero si quieres algo impecable, a medida y único… aquí me tienes.

P.D. No dejes para más tarde las fotos navideñas, que luego no llegamos a tiempo para felicitar las fiestas

P.D.2. Si lo que te gusta es hacer tu las fotos, habla conmigo, que te puedo enseñar mucho sobre el proceso antes de la toma y el proceso de después de la toma

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