A veces, y últimamente demasiado a menudo, me siento como el conejito del reloj de Alicia en el País de las Maravillas.

Tarde, tarde, llego tarde.

Tiempo, me falta tiempo

Para hacer esto. Para hacer lo otro. Para conseguir darle forma a todo lo que tengo en mi cabeza.

A ver, que no vengo a llorar, que soy consciente que en esta brecha estamos tú y yo. Porque solamente con las obligaciones familiares y del trabajo ya no queda tiempo para na’ más na’

El lidiar con las obligaciones y sacar hueco a empujones para las cosas que te hacen crecer por dentro, y de rebote por fuera.

Y seguir diciendo, y pensando, como el conejo de Alicia en el País de las Maravillas… tiempo, me falta tiempo.

Y llegar a unas fotos aparcadas desde hace tiempo y sonreír y pensar… merece la pena luchar contra el tiempo y todo lo que me venga en contra para seguir creciendo por dentro y de rebote por fuera. Por defender mi yo creativo y alimentar esa parte de mi que más me hace soñar.

P.D. Del post de hoy te digo que sale otra imagen. ¿Cuándo conseguiré mostrártela? Ay amiga, dependerá de mi lucha contra el tiempo.

P.D.2. Sé que la imagen de hoy no tiene nada que ver con el texto… ¿o si? Porque si supieras el tiempo que llevan esperándome…