Solo es apretar un botón

sesion de fotos creativas fine art Marina de Oteo

Te lo vuelvo a recordar… este septiembre viene repleto de novedades. Si, si, acabamos de estrenar mes y todavía no te he contado nada, pero… mejor nos aclimatamos al mes de los recomienzos, ¿no? Estate alerta, que están llegando!

Hoy vengo un poco reflexiva. Será por el libro que me estoy leyendo (“La visión fotográfica” de Eduardo Momeñe. Un imprescindible.) en donde se reflexiona mucho sobre eso: la visión fotográfica. En donde describe perfectamente la diferencia entre el acto de sacar una foto como parte de nuestra vivencia personal o como un acto reflexivo, con intención de realizar una fotografía como parte de nuestra visión del mundo. Resumiendo, no es lo mismo cuando me hago una foto con toda la familia como recuerdo de la paella que nos zampamos en el cumpleaños de mi marido, que cuando pienso, planifico y ejecuto una toma de una fotografía en la que quiero expresar otra cosa, una historia, un momento, una visión.

Hace poco escuchaba una entrevista a Lidia Vives en la que expresaba esta misma idea de otra manera: comentaba que ella comenzó a hacerse selfies y terminó haciéndose autoretratos. ¿qué diferencia hay entre ambos conceptos? La intencionalidad. No es lo mismo cuando me hago un selfie para mandárselo a la familia y darles un poco de envidia mientras estoy en una playa alucinante, que hacerme un autoretrato, pensado, estudiado y con la clara intención de contar algún aspecto sobre mí misma.

También recordaba una anécdota que nos contaba una de mis profes de fotografía. Nos enseñó una foto preciosa de la vía láctea (son esas fotos en las que mediante una técnica muy concreta, eres capaz de captar la vía láctea en el cielo enmarcada en un paisaje terrestre maravilloso), y un alumno le preguntó que cuanto tiempo le había costado sacar esa foto. Él pensaba en el tiempo de exposición necesario para captar esa belleza en el cielo, pero ella le descolocó con la respuesta: “ esta foto me ha costado un año”. Nos explicó que había descubierto ese sitio un día en el que era imposible hacer esa foto: no tenía el equipo adecuado ni el tiempo necesario para poder realizar esa foto. Pero se quedó con la idea y con las ganas. Tardó un año entero en poder volver a ese sitio con el equipo y el tiempo para poder realizarla. Yo estoy convencida que le salió a la primera.

Podría seguir contándote mil anécdotas más para reforzar esta idea, pero no es cuestión de aburrirte más. Ahora probablemente entiendas que se me remueva un poco todo cuando oigo frases como “si hacer fotografías es fácil, es sólo apretar un botón” o similares. Y pienso en el tiempo invertido en aprender (y que sigo invirtiendo año tras año), en el dinero invertido en equipo (y que hay que ir renovando y mejorando poco a poco), en el tiempo (si, más tiempo) invertido en leer y ver fotografías y seguir cultivando el sentido estético, el tiempo de edición…

Por eso, cuando vienes y me pides una sesión, puedes estar segura que desde ese momento, mi mente ya está trabajando en ti. Ya estoy pensando en qué es lo mejor para ti: qué historia van a contar tus fotos, cuál va a ser la mejor ubicación para tu historia, qué estética va a reforzar esa historia, qué focales serán las mejores y un largo etcétera. Para que cuando nos veamos, sólo quede disfrutar de la experiencia.

¿Qué? ¿Te decides a que cuente tu historia? Sólo tienes que hablar conmigo

Leave a comment